Los ordenadores dependen de algoritmos complejos para aprender a
reconocer nuestras caras. Sin embargo, se puede engañar a los sistemas
de identificación biométrica de formas sorprendentemente sencillas.
El reconocimiento facial puede remplazar a las contraseñas o passwords como medida de seguridad
en determinados accesos, pero si un intruso utiliza por ejemplo una
máscara, algunos sistemas biométricos podrían creer que es otra persona y
permitirle acceder..
Un proyecto de investigación europeo estudia los puntos débiles de los sistemas biométricos y cómo hacerlos más seguros.
“Hemos descubierto que los sistemas biométricos más eficaces a la
hora de reconocer a una persona son también los más potencialmente
vulnerables. Cada vez que se da un nuevo ataque, hay que desarrollar una
contramedida. Así que aún hay que hacer un esfuerzo para entender bien
por qué los sistemas biométricos son vulnerables”, explica Sébastien
Marcel, investigador en biométrica de Ïdiap y coordinador del proyecto
Tabula Rasa.
Las máscaras realistas son el último desafío para los sistemas de
reconocimiento facial. Hasta hace poco los suplantadores usaban fotos o
videos con la cara de otra persona, pero el software desarrollado por
los investigadores ya es capaz de impedir este tipo de intrusiones.
Nesli Erdoğmuş, investigadora de reconocimiento facial 3D de Idiap
nos da algunas fórmulas: “Para empezar, están los guiños. El software
puede pedir al usuario que parpadee en un momento concreto. Eso hace
imposible acceder mostrando simplemente una foto de una persona a la
cámara. Otra contra medida es la detección de movimiento. Una cara
impresa no se mueve de la misma forma que una cara real”
Los investigadores están trabajando en otro avance que analizaría la
textura de la piel. Eso permitiría a sus programas biométricos
distinguir una cara real de una máscara realista.
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