Empresas como Acciona prueban un
sistema de Saft basado en ion-litioel cual permitirá almacenar energía renovable para aprovecharla cuando el clima no
acompaña. Las energías renovables no contaminan, son inagotables, reducen la
dependencia exterior y crean cinco veces más empleo que las
convencionales. Pero tienen un problema: no se pueden guardar en tanques
o embalses, por lo que no siempre se puede disponer de ellas.
Por lo cual las compañías eléctricas están cada vez más interesadas en desarrollar sistemas de almacenamiento de energía a gran escala que garanticen que el suministro no se interrumpirá cada vez que las condiciones de sol y viento no acompañen. Hay varias tecnologías que lo hacen viable y las empresas están probando cuál es el más rentable.
Acciona y Endesa proponen como solución las baterías de ion-litio, en las que lleva trabajando más de 15 años. En ese tiempo han desarrollado aplicaciones industriales basadas en esta tecnología para los sectores de telecomunicaciones, aviación, ferrocarriles y renovables.
En el caso de estas últimas, la solución de Saft consiste en almacenar el excedente de energía producido por molinos de viento o paneles solares (o ambos a la vez) en baterías de litio alojadas en contenedores de 20 pies y conectadas a un centro de control remoto. Cada vez que el sol y el viento escaseen, la eléctrica podrá ordenar al sistema que devuelva el sobrante a la red, de manera que el suministro se mantenga estable.
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